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martes, 25 de junio de 2013

iii. Normas de la observación

INDICACIONES: En tus prácticas has realizado diversas acciones que te aportan información a tu investigación. Una de ellas es la observación. 
Te pido ubiques dicho trabajo y, leas la siguiente información. Elabora una lista de cotejo donde puedas definir cuales de estas normas recordaste aplicar durante el uso de esa técnica de investigación.

Para que una observación –en cuanto procedimiento de recogida de datos- tenga validez científica, no puede reducirse a un simple mirar las cosas ni a una vulgar y corriente comprobación de lo que sucede.

Ciertamente, el observador es el principal factor o elemento. Digámoslo como un pleonasmo: debe tener capacidad de observar. Ahora bien, ¿qué precauciones se han de tomar para mejorar la capacidad de observación, o bien, para garantizar, en la medida de lo posibles, la validez de las observaciones?, ¿qué sugerencias prácticas se pueden hacer en un curso o libro de iniciación a las técnicas de investigación social para desarrollar dicha capacidad?... Uno de los principales problemas de esta técnica es el peso de la ecuación personal del observador, por lo tanto reviste gran importancia todo aquello que ayude a aumentar la validez y confiabilidad del observador, no en el sentido ético sino técnico-científico.

No hay por qué suponer que la capacidad de observar es innata. La experiencia acumulada acerca de la práctica de esta técnica nos muestra la necesidad de tomar ciertas precauciones y tener en cuenta algunas normas prácticas para realizar una observación sistemática y controlada. Éstas son: 

a.          Utilizar la observación con un objeto bien determinado dentro del proceso de la investigación a realizar. Antes de iniciar el trabajo sobre el terreno es necesario haber establecido el qué y para qué de la observación como un aspecto de qué y para qué de la investigación.

b.          Necesidad de explicitar el nuevo marco teórico referencial que servirá para orientar la realización de las observaciones sobre el terreno: ningún investigador social o trabajador social que esté realizando una investigación va al campo como una “tabla rasa” en la cual se van anotando las observaciones de una manera mas o menos mecánica. Advertimos que esta orientación o marco teórico no siempre ayuda a la observación; no es extraño que muchos se esfuercen por “introducir” la realidad en sus esquemas o no vean más allá que los conceptos o categorías de su ciencia, lo cual termina por interponerse entre el observador y la realidad.

c.           De acuerdo con lo anterior, es necesario tener una lista de guía o control acerca de los aspectos que se pretenden investigar, aunque ésta será siempre una lista abierta en todas direcciones pues, una vez en el terreno aparecen elementos que  no se habían previsto inicialmente. Esta guía de observación será muy variable según el grado de estructuración de la investigación; en los estudios exploratorios es necesario que la guía sea más flexible.


d.          Determinar los instrumentos a utilizar para el registro de informaciones y datos (estos medios podrán variar o ajustarse una vez en el terreno).

e.          Resolver los problemas prácticos, tales como traslado al lugar, alojamiento, elementos que se deben llevar, material de trabajo, etc.

f.            Realizar el trabajo de manera responsable y sistemática; si las tareas de observación se toman como un formulismo, o se hacen de manera fragmentaria y rutinaria, se resta validez a los resultados. El trabajo de observación exige un cierto nivel de tensión vital y de energía para estar atento a la observación y para crear y mantener las interacciones sociales que exige el trabajo de campo.

g.          Como actitud fundamental se necesita de una “comprensión simpática” para entender debidamente a otras persona, sentimientos, reacciones, emociones o experiencias intelectuales o religiosas que la investigador social no ha experimentado o sentido. Es evidente que un espíritu sensible, un caudal de amplia simpatía y un sentimiento de fraternidad humana, unidos a la dimensión y variedad de la experiencia, forman parte de un buen observador.

h.          El observador procurará incorporarse sin llamar la atención, con una manera natural de actuar, evitando suspicacias y actitudes de superioridad; ha de respetar, asimismo, las convenciones sociales del grupo o comunidad con la que ha de trabajar.

i.             Ya en el terreno, habrá que buscar a algunas personas claves que serán como “puentes” o “introductores” hacia el resto del grupo o comunidad.

j.             Cuando sea necesario se dará a la gente una explicación de las tareas que se van a realizar.


k.           Se ha desarrollar la capacidad de utilizar indicios y percepciones, a partir de “pequeños detalles”; como no se puede observar “todo”, es importante registrar las “impresiones múltiples” obtenidas por el investigadores de campo en sus observaciones, especialmente para que sus interpretaciones sean pertinentes. Cada una de estas “impresiones”, leves, imparciales, imprecisas, ayudan a la comprensión del “todo”.

l.             Las observaciones se deben poner por escrito lo antes posible, ya que no siempre se pueden tomar las notas en el momento.

m. Por último, una aspecto importante en el uso de la observación, conforma la realizan los antropológicos, es el de asegurar los medios de control para la validez y fiabilidad de los datos registrados.

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